El diseño del Estado y la organización del poder después de la ruptura con el viejo orden: una revisión para México y América Latina

Resumen

En el siglo XIX, la ruptura con el viejo orden se fundamentó en las contradicciones sociales que evidenciaban no sólo la desigualdad, sino también la exclusión social y política de los criollos frente a las élites españolas. De esta manera, el Estado-nación que emergió buscó establecer un orden político y social que centralizara el poder bajo la dominancia del poder Ejecutivo. En México, al igual que en otras naciones de América Latina, esta fue una constante política que derivó en gobiernos autoritarios. Así, los Estados lograron desarrollar capacidades que les permitieron ejercer su dominio mediante la construcción de relaciones de poder particulares. En estas relaciones, las preferencias de los actores políticos y la influencia estatal ejercida fueron determinantes para delinear la fortaleza o debilidad institucional. Destaca el papel que desempeñó la élite militar, cuya preponderancia en contextos de guerra les permitió dominar la vida pública en escenarios institucionales frágiles.

Es por eso por lo que el proyecto de centralización, además, trajo consigo un proceso de consolidación hegemónica de una élite, así como la destrucción de poderes alternativos locales. Nuestra intención es evaluar el orden y desarrollo de las instituciones, con el fin de materializar proyectos estatales que, como respuesta, ofrecieran las condiciones suficientes para el desarrollo de las sociedades.